Alebrijes y rempujos… ¿o cómo era?

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Patas de gallo, ojos de rana, cola de diablo, cuernos de cabra… no, no nos referimos a cómo acabó tu ex años después; estamos describiendo las maravillas mexicanas conocidas como “alebrijes”. Vienen en colores brillantes, y son elaborados a mano en cartón o madera, combinando figuras de distintos animales en un solo cuerpo. Aunque podría pensarse que cuentan con siglos de tradición, los alebrijes en realidad fueron inventados hace apenas unas décadas, durante la primera mitad del siglo XX. Pedro Linares López, su creador, tuvo que estar al borde de la muerte para concebir una idea tan brillante, que ha trascendido y que hoy en día forma parte importante de la identidad mexicana.

¿Te sabes su curiosa historia? Si no, te la dejamos abajo. Hay café y galletitas.

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Criaturas de pesadilla

A sus gloriosos 30 años –la flor de la edad, cómo no–, Pedro cayó enfermo grave, al grado de la inconsciencia y el delirio. Mientras dormía, soñó que se encontraba en un bosque mágico, en el que de pronto las rocas, las nubes y todo lo que lo rodeaba se convertía en seres extraños: un gallo con cuernos, un burro con alas, un león con cabeza de águila. Qué miedo ¿no? Estas criaturas lucían colores chillones, alas, cuernos, colas, dientes filosos y ojos a punto de salirse de sus cuencas. Todos murmuraban repetidas veces algo que, aunque de momento no comprendía, resultó ser la palabra "alebrije". Entonces no significaba nada; pero en cuanto despertó, aún con el sudor frío de una fiebre casi letal pegado a la espalda, supo que debía mostrarle al mundo eso que había visto: los alebrijes.

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El artista y su creación. 

Como Pedro Linares López era cartonero, le fue fácil trabajar sus muy diversas creaciones y saltar a la fama nacional, posteriormente internacional. En un principio se especializaba en hacer "Judas" de cartón para la Quema de Judas, que se sigue efectuando en México durante la Semana Santa; también hacía piñatas y máscaras para el carnaval. Sin embargo, con el tiempo, trabajó para personalidades destacadas del medio artístico como Diego Rivera o la misma Frida Kahlo; por cierto ¿ya leíste su blog?

Como sea, para 1990 Linares recibió el premio Nacional de Ciencias y Artes, otorgado no sólo por sus tantos años de trabajo, sino como un reconocimiento por conservar las tradiciones que representan al arte mexicano. Por supuesto, la historia no termina aquí. El preciado artista enseñó a sus hijos el oficio, por lo que hoy en día continúan elaborando figuras de cartón, especialmente alebrijes, en el barrio de La Merced, en la siempre colorida Ciudad de México.

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¿Y nacen de huevos o cómo?

Realmente desconocemos la especie a la que pertenecen, o si digievolucionan, pero lo que sí nos consta es que están hechos de madera de copal –suavecita y fácil de moldear–, teñidos con pigmentos naturales como la misma ceniza del copal, bicarbonato, cal, miel, añil, huitlacoche o cochinilla, de donde parten esos colores súper vivos que los caracterizan. A menudo su esqueleto se hace con alambre quemado, que se dobla y moldea para formar la figura deseada. También puede cubrirse con varias capas de periódico y engrudo, usando cartón para darle volumen. La figura de base se pone a secar al sol, y una vez seca se le agregan elementos más detallados, como ojos, picos, alas y garras. Dependiendo del tamaño del alebrije será el tiempo que demore su elaboración, que va desde algunas semanas hasta años. Maravilloso ¿verdad?

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Aquí, casual, digievolucionando. 

Ni los alebrijes se salvan de los chismes

Hay quienes los asocian con el Día de Muertos por considerarlos seres místicos que acompañan a las personas a cruzar al otro mundo; después de todo, Don Pedro los vio cuando casi se nos iba. Por eso, algunos artesanos le ponen cara de muerte, o de calaca en diseños más macabros. Y justo como son feos nuestros compas, se dice que pueden cuidar los hogares y correr a los malos espíritus, que huyen despavoridos con sólo mirarlos, especialmente aquellos con un aspecto más "monstruoso". Al parecer, son los más indicados para llevar a cabo este cometido ¿o qué harías tú si te encontraras uno a medianoche?

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Los artistas oaxaqueños, por su parte, relacionan a los alebrijes con la figura del nahual, un ser mitológico que en las culturas mesoamericanas se entendía desde dos perspectivas: la primera alude a una especie de brujo con la habilidad de transformarse en animal o elemento natural. La segunda, se entiende como una conexión espiritual entre una persona y un animal, tipo tótem, que sirve como protector o guía.

Ahora que sabes todo esto ¿te animas a tener uno en tu casa? ¿No te parece súper admirable? ¡Sintámonos orgullosos del arte mexicano!

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