Barro negro de Oaxaca: una obra de gran valor y esfuerzo

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Las artesanías mexicanas son reconocidas alrededor del mundo por su belleza y brillantes tonalidades, pero ¿sabías que existe una igual de valiosa, completamente oscura? Se trata del barro negro, cuyo proceso de elaboración genera este color tan profundo y característico, así como un tenue sonido cristalino. Es un trabajo complejo, que requiere de mucho tiempo, cuidados meticulosos y una técnica perfecta.

A 13 kilómetros de la ciudad de Oaxaca se encuentra San Bartolo Coyotepec, cuna de esta importante tradición artesanal en el estado. Aquí, la arcilla se extrae de un paraje cercano; es especial porque posee propiedades que, al hornearse, le permiten adquirir un color completamente negro. Interesante ¿verdad? ¡Quédate para descubrir todos los detalles!

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Un poco de historia

Se dice que las primeras piezas de barro negro datan del periodo de Monte Albán (500 a.C), aunque también se han encontrado vestigios de este material en culturas como la zapoteca o la mixteca.

En aquella época los objetos eran creados con tierra, pero no servían para tareas como acarrear agua. Entonces, los artesanos quemaron el barro a fuego lento en hornos bajo tierra, con troncos de encino. Así fue como surgió el barro negro en Oaxaca.

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Tradición milenaria

Para obtener una de estas piezas y tenerla como un adorno elegante en nuestra sala, se llevan a cabo múltiples tareas. El proceso inicia en la mina del cerro, con la extracción del barro que se transporta en costales a los talleres del pueblo. Una vez moldeado, se limpia, se humedece y se pone a secar al sol durante cuatro días. Después, los artesanos lo amasan hasta obtener una pasta suave y manejable; algunos aún lo hacen con los pies. Es a partir de este momento que pueden dar rienda suelta a su creatividad.

Si la pieza será decorada con alguna especie de corte, debe hacerse en este paso, muy cuidadosamente. Para ello, los artistas se ayudan de clavos, lapiceros, corcholatas, entre muchas herramientas más. El acabado brillante, por su parte, se consigue puliendo las piezas a mano con piedras de cuarzo antes de meterlas al horno, que es el siguiente paso y el más importante porque es aquí cuando toma el característico color negro.

Las figuras son colocadas en un horno de leña que se encuentra bajo tierra a temperatura baja. En seis horas de cocción, cuando las figuras obtienen un color rojo brillante, el horno es cubierto con lodo fresco para reducir el oxígeno y comenzar a generar el humo negro que quedará impregnado en las piezas. ¡Es el mismo método de quema que se utilizaba en la época prehispánica!

Al final, el brillo se consigue con trozos de cuero o piedras lisas; esta forma de pulido fue creada por Doña Rosa Real de Nieto a mitad del siglo XX, siendo la única innovación en el proceso. ¿Verdad que es un recorrido fascinante?

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Un detalle importante

Todos estos pasos, ejecutados de forma correcta, pueden llevar de 15 a 30 días, de ahí que el costo de las piezas sea elevado. Tristemente, el gran trabajo pocas veces se toma en cuenta, por lo que la gente regatea o prefiere adquirir imitaciones.

En realidad, el barro negro es muy versátil; hay artículos hechos a mano súper funcionales para la vida diaria, como accesorios, juguetes, herramientas, vasijas y muebles. Aunque, claro, también pueden tenerse por el simple gusto de decorar, pues son tan bellos como elegantes. ¿Qué piensas al respecto? ¿Considerarás llevar uno de estos trabajos a casa? ¿Conocías todo el esfuerzo que conlleva su creación? ¡Cuéntanos en la sección de comentarios!  

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