Existen pocos relatos de la noche tan terroríficos como el del nahual; un poderoso brujo que, por medio de sus hechizos y poderes sobrenaturales, se transforma en animal para causar daños y pavor a quienes se cruzan en su camino.
En este sentido, el estado de Yucatán no se queda atrás, pues su famosa leyenda del Huay Chivo no solo se relaciona con ello, sino que muchos aseguran haberse encontrado con él. ¿Te interesa conocerlo? Quédate… si te atreves.
Una criatura de la noche
Su descripción es sencillamente espeluznante. Imagina esto: tiene torso humano, pero cabeza y fuertes piernas de macho cabrío, lo que le da una imagen bastante similar a la del diablo. Su pelaje es negro como la noche; sobre su cabeza se alzan un par de enormes cuernos retorcidos; pero lo peor es su mirada roja, desorbitada.
Ya que es un “humano” en realidad, a menudo se le describe como una criatura inteligente, fuerte y muy ágil.
Se dice que, si te llegas a cruzar con él, incluso si adopta la forma de un gran animal –como un perro negro, pero con un semblante mucho más siniestro–, debes mantener la calma y desviar la mirada. Por lo que más quieras ¡no lo mires! Si sigues este consejo, solo sentirás una intensa oleada de viento frío, con un olor fétido; escucharás sus gemidos que son en realidad carcajadas. De lo contrario, si te atreves a sostenerle la mirada, sufrirás terribles fiebres y malestares que podrían ser letales.
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El Huay Chivo habita en la oscuridad, por ello se esconde durante el día en sitios recónditos, como en los bosques y montes. Su alimento es la sangre de gallinas y ganado que, en caso de tener, deberás proteger; en ocasiones, ha sido confundido con el chupacabras, pero es algo de transfundo mucho peor.
Para que el brujo pueda transformarse, debió realizar un ritual muy oscuro, en el que sacrifica precisamente a este animal. Es espantoso ¿verdad?
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Los trucos sucios del diablo
A pesar de todo lo narrado, existe otra leyenda que cuenta el origen de esta criatura. Se dice que antiguamente existió un joven “Huay” o “Way” –brujo en lengua maya–, quien empleaba todos sus conocimientos en herbolaria para curar a las personas del pueblo. Un día, este muchacho se enamoró de una joven que ayudaba a su familia cuidando chivos.
Desesperado por su amor no correspondido, decidió recurrir a la magia negra y hacer un pacto con Kisín –“el diablo” en maya–. Ofreció su alma a cambio de poder convertirse en chivo para poder estar cerca de ella… pero cuál fue su sorpresa cuando notó que en este trato salía perdiendo, al transformarse en un ser aterrador mitad chivo, mitad humano.
El diablo es muy sucio, y nunca debe confiarse en él.
¿Qué opinas acerca de este relato yucateco? ¿Has escuchado a alguien decir que lo vio? ¿Te gustó la historia? No dudes en comentarnos tus impresiones, te estaremos leyendo.
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