Cihuateteo: guerreras caídas en el parto

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La mitología azteca es también fascinante, y ejemplo de ello es la leyenda que te narraremos hoy. Las cihuateteo –o cihuateotl en singular– son deidades tan significativas como curiosas, relacionadas con las mujeres fallecidas al dar a luz. Ellas revelan la veneración, temor y respeto que dicha civilización profesaba hacia la mortalidad materna.

¡Prepárate, porque a continuación te contamos de qué se trata!

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Guerreras poderosas

Las “cihuateteo” en náhuatl clásico, o "mujeres divinas" en español, eran espíritus peligrosos de mujeres que murieron en el parto. Pero ¿por qué se les consideraba de esta forma? Verás, los aztecas consideraban que cuando una mujer se enfrentaba al parto, realizaba el mismo esfuerzo violento y laborioso que un guerrero en el campo de batalla.

Ellos creían que los dioses enviaban al niño, y que la mujer debía luchar para traerlo al mundo. El bebé era en sí la recompensa por la victoria de la madre, quien había logrado capturar el espíritu del recién nacido, igual que un guerrero captura a su oponente durante la batalla. Sin embargo, si fracasaba, entonces moría y su alma se transformaba en una cihuateotl.

La muerte de estas mujeres conllevaba una serie de prácticas funerarias especiales, pues se pensaba que el cuerpo poseía poderes y magia en cuanto el alma lo abandonaba. Así, el cadáver era protegido ferozmente por un séquito armado que incluía al esposo viudo, sus amigos, todas las parteras y mujeres ancianas. Esto era necesario para proteger los restos humanos de los guerreros. ¿Por qué?

La tradición dictaba que el dedo medio izquierdo y el pelo eran reliquias especialmente poderosas para los guerreros. Creían que, si las colocaban en sus escudos, harían a los soldados más bravos y valientes, dándoles fuerzas y cegando los ojos de sus enemigos. ¿Qué piensas tú acerca de esto?

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Acompañantes del sol

A todo esto ¿qué sucedía entonces con el alma y por qué eran peligrosas? Bueno, existen dos versiones, una muy hermosa y la otra… no tanto. La primera dicta que ellas iban al Cincalco “casa del maíz”, o al Cihuatlampa “región de las mujeres”, junto con todas aquellas que morían en la guerra o sacrificadas a las divinidades de la vegetación.

Su función en esa región del inframundo era semejante a la de los guerreros que caían en la batalla. Si ellos acompañaban al sol en su trayecto desde el amanecer hasta el cenit, las cihuateteo tomaban el relevo para escoltarlo en su descenso hasta el anochecer. Este honor no era otorgado a ningún otro fallecido.

Sin embargo, había otras con tanta tristeza y rencor en su alma, que permanecían en la Tierra. Para aplacarlas se construían santuarios en los bordes de los caminos, ya que se creía que robaban niños, provocaban locura, o incluso inducían a los hombres al adulterio. Qué cosas ¿no? ¿Conocías estos espíritus de la tradición azteca? Si no, cuéntanos en los comentarios qué te pareció.

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