Tsukán: El guardián del Xibalbá que se enamoró del mar

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¿Cómo te imaginas la entrada al Inframundo? ¿Y cómo crees que sería el guardián que recibe a las almas cuando descienden en él? Según la mitología maya, este sitio se llamaba Xibalbá, y una forma de acceder era a través de los cenotes. ¡Sí! Se les consideraba portales sagrados que conectaban ambas dimensiones, entre vivos y muertos.

Sin embargo, las leyendas cuentan que estos sitios eran vigilados por un guardián llamado Tsukán; una serpiente impresionante, tanto en tamaño como en misticismo. Hoy en día incluso existe un lugar llamado Santuario de Tsukán, ubicado en Pisté, cerca de Chichen Itzá, en honor a esta deidad. ¿Te gustaría conocer su historia? ¡Te la contamos a continuación!

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Eran épocas muy antiguas, miles de años atrás, cuando el imperio maya tuvo que enfrentarse a su primera sequía. Entonces Chaac, mejor conocido como el Señor de la Lluvia, recibió la encomienda de traer agua al pueblo que comenzaba a morir de hambre y sed. El dios partió sobre su bestia alada y visitó todos los sitios de donde se supone que debía brotar agua; ríos, pozos, lagos… pero nada. Estaban vacíos.

Agotado después de todo el día, Yum Chaac se bajó de su bestia y decidió descansar sobre un tronco, donde se sentó. ¡Pero cuál fue su sorpresa al notar que éste se movía! Sobresaltado, volteó a mirar y se encontró con una inmensa serpiente llamada Tsukán, quien despertaba hambrienta en aquel instante, para comerse de un solo bocado a su bestia alada.

Iracundo, el Señor de la Lluvia capturó rápidamente a la víbora, montó sobre ella y la azotó con su látigo de bejuco.

–Ahora tú serás quien me lleve por haberte comido a mi montura –le dijo.

Tsukán estaba furiosa e indignada por los azotes, por lo que comenzó a agitarse frenéticamente para tirar a Yum Chaac sin conseguirlo. En cambio, de tanta fuerza y convulsión, le salieron unas crines inflamadas, de las cuales se sujetó el dios, hasta verlas convertirse en unas inmensas alas que se elevaron majestuosamente por los cielos.

–¿Quién eres? –le preguntó la serpiente.

–Soy Yum Chaac, el Señor de la Lluvia, y ahora también soy tu señor. Llévame al mar para traer nueva agua a los cenotes que están vacíos, porque tú acabaste con ella.

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Y, así, emprendieron el viaje hacia el mar. Una vez allí, Tsukán estaba fascinada, porque nunca antes había visto la grandeza de los océanos. Mientras tanto, Yum Chaac llenaba cientos de vasijas con agua y las ataba al lomo de la gran serpiente.

–No volveré a las grutas –le dijo ella al dios– me quedaré en el mar, aquí tengo mucho espacio y puedo ir a donde quiera.

–Primero debes terminar tu misión –contestó Chaac.

–¿De qué hablas?

–A partir de ahora tú cuidarás los cenotes, las grutas y las cavernas para que jamás vuelvan a secarse. Serás el guardián para que nadie abuse del uso del agua y sólo cuando seas muy, muy vieja, te permitiré regresar al mar –explicó el Señor de la Lluvia, sabiendo en el fondo que esto era un engaño, porque Tsukán habría de rejuvenecer constantemente.

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El acuerdo no duró mucho tiempo, pues Tsukán volvió a rebelarse mediante violentas sacudidas, que esta vez tiraron a Chaac. Sin embargo, éste sacó su látigo mientras caía, y lo usó con tanta fuerza, que provocó aquel relámpago que terminó por asesinar a la inmensa serpiente. Entonces su cuerpo, en su grandeza, se convirtió en gotas de agua que se desplomaron sobre la Tierra, llenando de nueva cuenta los cenotes de agua.

¡Pero ocurrió algo súper curioso! Y es que, esas mismas gotas de lluvia dieron forma nuevamente a la serpiente, que renació alada y voló obstinada hacia el mar que tanto le había fascinado. Allí, sin embargo, el Señor de la Lluvia la esperaba con su látigo; y volvió a castigarla, condenándola a un eterno ciclo de muerte y reencarnación. La pobre Tsukán viajó de regreso con una fuerte ráfaga de viento que la desintegró sobre los cenotes, ríos y lagos.

¿Te suena este proceso? Sí, se trata del ciclo del agua, encarnado por la serpiente enamorada del mar. ¿Verdad que es una historia preciosa? Dinos en los comentarios si la conocías y qué te pareció.

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