CHICHÉN-ITZÁ CAYÓ POR AMOR: la leyenda de la princesa Sac-Nicté

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¡Las leyendas mayas tienen un encanto sin igual! Ejemplo de ello son las historias del quetzal y la siempreviva. Y ya que han llegado llenas de vida hasta nuestros días, hoy queremos contarte acerca de la princesa Sac-Nicté y su enamorado Canek, cuya unión desencadenó que los mayas abandonaran Chichén-Itzá para no volver jamás. ¡Quédate y descubre este fascinante amor prohibido!

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La flor blanca y la serpiente negra

En el antiguo Mayab, hace mucho tiempo, Chichén-Itzá, Uxmal y Mayapán habían alcanzado la paz, pues eran tres pueblos prósperos que disfrutaban de su esplendor. Los grandes señores de la región habían realizado varios acuerdos que evitaban los conflictos, tanto así que fue una época en la que no existían ejércitos.

En cada una de estas tres ciudades nació un príncipe: Canek o Serpiente Negra, Ulil y la hermosa Sac-Nicté o Flor Blanca, respectivamente. El rey de Mayapán prometió la mano de su hija al príncipe de Uxmal. Sin embargo, la joven que entonces contaba con tan sólo 15 años, conoció a Canek de Chichen-Itzá en una de sus tantas visitas, quedando profundamente enamorada de él. Lo mejor y peor al mismo tiempo… es que fue correspondido por completo.

Poco faltaba para la boda de Flor Blanca, lo que generaba gran dolor y angustia en el corazón de Serpiente Negra. Por aquellas fechas, había sido coronado rey, por lo que los dioses cubrieron de sombras sus pensamientos. Una noche, un enano viejo se le apareció y le brindó un mensaje: “La flor blanca te va a esperar entre las hojas verdes, ¿vas a dejar que otro la arranque?” Dicho esto, desapareció. Entonces ya no hubo más dudas en él. Cuando recibió la invitación a la boda, Canek dijo que no faltaría, pero nadie sabía lo que estaba tramando en realidad…

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La destrucción de una ciudad

Cuando la ceremonia iniciaba, el nuevo rey de Chichén-Itzá entró escoltado por 60 guerreros. Sin dar explicaciones, irrumpió en el altar del templo para arrebatar a su amada Sac-Nicté de las manos de su padre y prometido. Así, sin que nadie tuviera tiempo para reaccionar ante la sorpresa, los itzaes y los enamorados huyeron.

Uxmal quedó envuelta en confusión; el pueblo se quedó sin fiesta, Ulil sin esposa, y con una evidente declaración de guerra. Ante semejante ultraje, Ulil y el rey de Mayapán reunieron a un numeroso ejército para dar caza y muerte a Canek. El ansia de venganza los llevó a la ciudad de Chichén-Itzá para emprender la batalla.

Sin embargo, cuando llegaron, descubrieron que la ciudad había sido abandonada. Furiosos, saquearon, incendiaron y destruyeron bellas edificaciones y templos. Resulta que Canek y Sac-Nicté habían guiado al pueblo por la selva y, tras atravesar el sur de la península, se asentaron en la isla de Tayasal. Canek había renunciado a la rica ciudad de Chichén-Itzá por amor, pero no dejó que su gente muriera o sufriera. ¿Qué opinas acerca de esto?

La leyenda cuenta que desde entonces la ciudad permanece destruida, tal como la dejó aquel amor no correspondido o, mejor dicho, el capricho de un rey demasiado joven. ¿Conocías esta historia? ¿Te sabes otra versión? ¡Dinos en la sección de comentarios!

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