ATOTOLIN: el peligroso rey de las aves

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La cultura mexicana ofrece una gran riqueza en mitología, en cuentos y leyendas; sobre todo en aquellos que provienen de los grandes pueblos indígenas de la antigüedad. Tan sólo leer las descripciones de sus animales llama la atención. Fray Bernardino de Sahagún recopiló todas estas curiosas narraciones, percatándose de que sus ideas se encontraban entre el mito y la realidad; era una forma mágica y muy hermosa de percibir el mundo.

Hoy en día, podemos encontrar bestiarios que incluyen, por ejemplo, al dzulúm, bestia maya que devoraba muchachas; al ahuízotl, un monstruo de río enviado por Tláloc; o el atotolin, ave cuyo terrorífico mito te revelaremos hoy. ¡Quédate para descubrirlo!

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Una criatura especial

Contaban los mexicas que el atotolin era considerado el rey de todas las aves de las zonas lacustres que rodeaban a la gran Tenochtitlan. De hecho, este emplumado nunca se escondía entre los carrizos, tal como lo hacía el ahuízotl para acechar a sus víctimas; en cambio, se mostraba abiertamente en el centro de los lagos, de ahí que fuera conocido como “el corazón del agua”.

Sahagún lo describe como un ave de cabeza grande y negra, pico amarillo, espalda y pecho blancos. Tenía las piernas muy cortas, y sus pies eran tan anchos y fuertes como un palmo. Algunas versiones exageradas llegan a mencionar que tenía manos humanas en lugar de patas. Sin embargo, sus ilustraciones hacen suponer que se basaba en algunas especies como las gallinas de agua o los pelícanos.

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Cuenta la leyenda que muchos hombres partían durante varios días a la caza del atotolin, que se daba por medio de canoas a través de los cuerpos de agua del Valle de México. Sin embargo, si se cumplían cuatro días y no se le atrapaba, el ave miraba serenamente a sus perseguidores y comenzaba a dar grandes voces para llamar al viento. ¡Entonces las aguas se agitaban y hundía las canoas! Los brazos de los cazadores se paralizaban y su destino inevitable era morir ahogados.

En cambio, quienes lograban atrapar a un atotolin, debían abrirle la barriga con un cuchillo llamado “minacachalli”. En sus entrañas era probable encontrar una piedra preciosa, lo que les auguraba un destino infinitamente feliz… de ahí que personas ambiciosas se embarcaran en esta peligrosa misión. No obstante, también podían hallar carbón, que vaticinaba el peor de los augurios, relacionado con la muerte y la desgracia.

¿Qué opinas acerca de esta leyenda? ¿Tú hubieses apostado la vida por conseguir la piedra preciosa? ¿Conoces más historias como esta? ¡Cuéntanos en la sección de comentarios!

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