La mitología maya es fascinante; sin importar el punto de vista desde el cual se mire, siempre hallaremos una historia o una imagen que permanezca en nuestra memoria. Por supuesto, una buena parte de esta tradición se encuentra habitada por deidades cuyos significados se relacionaban con elementos de la naturaleza, pero también con grandes conceptos de la existencia humana, que intrigaron a nuestros ancestros tanto como a nosotros en la actualidad. Un buen ejemplo de esto es la diosa Ixchel, profundamente asociada con la luna y, por lo mismo, poseedora de diversas facetas… unas más oscuras que otras.
¿Te gustaría saber más acerca de ella y de su culto? Entonces quédate, porque aquí te lo contamos todo.
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Los dos rostros de la luna
La figura de Ixchel –como se le llamaba originalmente en el Chilam Balam, “mujer arcoíris”– es sublime, sobre todo por la cantidad de elementos que representaba. Dependiendo de sus atributos, se le otorgaban otros nombres, como Sak U' Ixik “señora luna blanca”, Ix Chebel Yax “señora del primer pincel” o Sinalen, cuando se refería a ella como diosa de los partos.
Era la esposa del dios solar Ak Kin o Itzamná, creador todopoderoso, lo que le daba un sitio privilegiado entre los dioses. Así, recibía el lugar como diosa de la luna, del amor, de la gestación, la medicina y los trabajos textiles; los mitos cuentan que podía tanto otorgar vida como curar los malestares, regía los nacimientos de los niños y se le representaba acompañada de un conejo. Ya sabes, ese que habita en la luna y se reproduce por montones. 🐰
También se le vinculaba con las arañas. Su tela húmeda y brillante como la luna, simbolizaba la placenta, el hilo de la vida, un cordón umbilical. Aunque, si bien esta deidad femenina era personificada como una mujer joven –luna creciente–, en ocasiones también se le pintaba como una anciana –luna menguante–, de significados opuestos.
En esta faceta oscura, Ixchel encarnaba a una mujer vieja vaciando cántaros de agua sobre la Tierra, lo cual se traducía en tormentas, que traían consigo inundaciones y destrucción. Este acto era considerado un castigo para aquellos que osaban ofenderla, y entonces su figura se ilustraba con símbolos del Xibalba –inframundo maya– alrededor, como calaveras y seres malévolos, así como una serpiente enrollada en el cuello, ascendiendo sobre su cabeza. Su cráneo era adornado con huesos humanos, mientras que sus bellos pies eran reemplazados por filosas garras.
Impresionante ¿verdad?
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De madres e hijas
Como toda deidad, Ixchel era adorada y festejada en el mes “zip”, que para nosotros ocurre entre el 21 de agosto y el 13 de septiembre. Su templo se hallaba en la actual isla de Cozumel “Dcuzamil” del Puerto de Polé, Xcaret. La mayoría de sus fieles eran mujeres y niñas, quienes la visitaban en canoas para solicitar favores relacionados a la adivinación y la fertilidad. Había que visitarla por lo menos dos veces en la vida; la primera como niña acompañada de su madre, y la segunda como madre guiando a su hija. Allí, se le ofrendaban flores y figurillas, las cuales también se colocaban debajo de las camas de las recién paridas.
Otro templo se encontraba al sur de Isla Mujeres, sobre un acantilado desde el cual se notaba un arcoíris; recordemos que ella también lo representaba. De hecho, el mito nos narra que la isla recibió este nombre gracias a ella, pues los españoles vieron una gran cantidad de figuras suyas, y así la llamaron Isla Mujeres.
¿Tú qué piensas acerca de esta deidad? ¿La conocías? ¿Sabías todos estos datos en torno a ella? Coméntanos tus impresiones en la sección de comentarios ¡te estaremos leyendo!
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