La leyenda del Callejón del Diablo, un clásico chilango

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La CDMX, en su antigüedad y vasto territorio, guarda un acervo completo de historias fascinantes; desde lo tierno y lo simpático, hasta lo más terrible. ¿Dónde? Bueno, en todos lados, incluso en esos rincones tan cotidianos que rara vez volteamos a ver. Un buen ejemplo de esto es la Colonia Mixcoac, al sur de la ciudad, cuyas profundidades esconden un enigma que ha trascendido de generación en generación, a pesar de su inocente fachada: el Callejón del Diablo. Tan solo el nombre pone la piel de gallina ¿verdad?

Se trata de una calle estrecha que apenas permite el paso de un automóvil, y que hoy en día luce bastante solitaria, pues no muchos se atreven a atravesarla debido a todas las leyendas que se cuentan sobre ella. A lo largo de los años, los transeúntes han mencionado sentir vibras muy oscuras en este espacio, incluso cuando era un camino rodeado de hermosos árboles.

Existen dos testimonios principales, acerca de por qué el Callejón del Diablo lleva este nombre. Si te interesa conocerlos ¡quédate! Pues aquí te los contamos.

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La sombra te sonríe

La primera leyenda nos sitúa en una época en que la gente ya hablaba acerca del aura tenebrosa del lugar. Los rumores llegaron a oídos de un hombre tan audaz como incrédulo, quien una noche decidió atravesarlo para demostrar que no eran más que habladurías sin sentido. ¿Cómo podría hallar al diablo? Riéndose de lo absurdo que parecía, caminó entre las sombras de los árboles con paso decidido, pero cuando iba llegando a la mitad, notó una sombra misteriosa. Sí. La silueta yacía acurrucada detrás de un gran tronco, y aunque esto lo hizo vacilar un poco, el hombre avanzó en su camino con actitud soberbia.

No obstante, un poco más adelante, la criatura emergió de su escondite, deslizándose con la suavidad de una serpiente hacia él. Bajo la luz de luna, pudo verla a los ojos: era el abismo encarnado, una criatura horrible, que le dirigía su sonrisa deforme, burlándose de él. El miedo atravesó su cuerpo entero, y no pudo avanzar más: ¡tuvo que salir corriendo!

Hizo lo posible por huir, pero sentía que el suelo bajo sus pies se hundía para tragarlo y arrastrarlo al infierno, donde penaría por siempre. La sola idea lo aterrorizó tanto, que esforzó sus piernas al máximo y logró escapar de la oscuridad. Agradeciendo el milagro de sobrevivir, se dispuso a narrar a todos lo ocurrido, como una fábula de terrible moraleja…

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La luz que te protege

El segundo testimonio es extrañamente similar al primero, pero aquella vez su protagonista era un hombre ebrio andando por la calle pasada la medianoche. Después de tomar con sus amigos, sin sospechar lo que habría de encontrar, atravesó el callejón de sombras fantasmales camino a casa. Sin embargo, en su trayecto observó una figura recargada en el tronco de un árbol. Por algún motivo, creyó que dicha persona tenía una actitud hostil hacia él, por lo que se acercó a confrontarlo bien envalentonado –y confundido– a causa del alcohol.

Estuvo a punto de golpearlo, pero antes de que pudiese hacerlo, una luz inmensa irrumpió en el aire; algo como una advertencia divina. Gracias a ello, la figura se iluminó y así pudo percatarse de que se encontraba ante el Diablo mismo. No pudo describirlo, solo en su alma supo que se trataba de él.

Entonces salió corriendo, y cuando narró su espantosa experiencia, los locales estuvieron seguros de que algo verdaderamente siniestro habitaba en esa calle.

Hoy en día las cosas han cambiado mucho, pero aún hay quienes aseguran sentir una presencia que los sigue o los observa en este callejón. ¿Alguna vez lo has atravesado? ¿Cómo fue tu experiencia? ¿Conoces otra versión de los hechos? ¿Te atreves a comprobar por ti mismo si estas historias son puro cuento? ¡Dinos en la sección de comentarios!

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