EL MECHUDO: inquietante leyenda de Baja California Sur

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No existe una leyenda más icónica en Baja California Sur que la de El Mechudo; por algo es una de las más populares y se mantiene viva hasta la fecha, a pesar de narrarse desde hace varias generaciones atrás. Pero ¿qué la hace tan especial? Bueno, quizás la respuesta se encuentre en los símbolos claves que identifican tanto al espacio geográfico como a su gente: el mar y las perlas.

Si no la conoces, quédate porque te la contamos a continuación. ¡No te la puedes perder!

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Punta Mechudo

Una belleza difícil

Al norte de La Paz descansa una península que se llama El Mechudo o Punta Mechudo, que retoma su nombre de esta historia tradicional, pues es el sitio exacto donde acontecieron los hechos. A fines del siglo XIX, Punta Mechudo era una fuente rebosante de perlas, por lo que cientos de buzos se reunían aquí todos los años.

Es muy discutido el origen de estos nadadores; algunos aseguran que eran yaquis, indígenas venidos del estado de Sonora, debido a que en aquella época la pesquería de perlas era muy importante para la economía de BCS y no para tierras sonorenses.

Como haya sido, los buzos de aquella época no utilizaban ningún tipo de traje como los que conocemos en la actualidad. Ellos se metían a pescar las hermosas conchas empleando la fuerza de su propio cuerpo; acaso se ayudaban de un palo con punta filosa para defenderse de los depredadores marinos. Por supuesto, esta labor era muy peligrosa, con consecuencias como sangrados por la nariz, oídos reventados, y la descompensación del cuerpo.

Qué difícil y arriesgado ¿no crees?

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La perla del Diablo

Al final de cada temporada, antes que el frío y los vientos del noreste hicieran imposible el buceo, los pescadores acostumbraban sacar una última perla en nombre de una tradición religiosa: “Para la Virgen”. Honrando a María, se retiraban hasta el próximo año.

Sin embargo, en cierta ocasión, un buzo se dispuso a tirarse por última vez al mar. Entonces alguien le gritó: “¡No bucees más, ya tenemos la perla de la Virgen!” Pero el pescador, movido por la ambición, hizo un gesto de desdén y respondió con burla: “Yo no voy por la perla de la Virgen, yo voy a buscar una perla para El Diablo”. Y se lanzó al agua.

La leyenda cuenta que Satanás le tomó la palabra, y que el desdichado no reapareció nunca más. Ni siquiera las olas devolvieron su cadáver. Hoy en día nadie se atreve a buscar perlas por aquella zona, pues quienes lo han intentado, aseguran ver al fantasma del blasfemo en la penumbra de las aguas profundas. Dicen que le ha crecido una enorme cabellera y una barba larga. Se le ve cansado, triste, y entre sus manos sostiene una gigantesca concha de madreperla. Es la perla del Diablo, y como el fantasma lleva cabellos largos, se le ha dado el nombre de El Mechudo.

Esta leyenda probablemente fue creada para advertir a los buzos que dejaran a un lado su avaricia, y cesaran de nadar en la temporada en que las corrientes se tornan muy peligrosas. Por lo mismo, quizás tampoco se encontraron los cuerpos.

Como sea, Punta Mechudo cuenta con un ambiente tenebroso que suele repeler a los visitantes, sobre todo para aquellos que deben pasar por allí antes de que el sol salga para navegar por las pesadas aguas del lugar. ¿Qué opinas acerca de esta historia? ¿Te gustó? ¿Te sabes otro relato de Baja California Sur? ¡Cuéntanos en la sección de comentarios!

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