PEQUEÑOS Y ESPELUZNANTES: Chaneques, los duendes mexicanos

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¿Alguna vez has extraviado objetos pequeños en casa, como monedas, lapiceros, pulseras o llaves? Se esfuman de la nada, como si se los hubiera tragado la tierra o terminasen en una dimensión paralela. Bueno, no es por inquietarte más, ni por aumentar el misterio… pero hay quienes aseguran que esto es obra de traviesos chaneques, quienes disfrutan de ver escondidos cómo buscas con desesperación tu moneda de $20 edición limitada.

¿Conoces su historia? Si te da curiosidad, te la contamos abajo.

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Pequeñas deidades

Estos extraños seres habitan en bosques no muy lejanos a la población; en destinos como Oaxaca, Chiapas, Guerrero y aún más en Veracruz, se mantienen vivas las leyendas en torno a sus avistamientos. Gracias a la mitología mexica es que los conocemos hasta la fecha. Su nombre proviene de la expresión en náhuatl “ohuican chaneque”, que se traduce como “los seres que habitan en lugares peligrosos”. Qué miedo ¿no? Antiguamente, eran considerados deidades que protegían la naturaleza, por lo que se creía era común hallarlos en ríos, lagos, bosques y selvas. Estos guardianes eran regidos por Chane, dios del agua y de la tierra, que vive en el mundo subterráneo.

Sin embargo, con el tiempo los chaneques se han convertido en objeto de atracción turística para quienes desean vivir de cerca eventos paranormales; por ello es que existen sitios como el Museo de los Duendes, en Huasca de Ocampo, Hidalgo. Si deseas conocerlo, junto con otros lugares tan tenebrosos como fascinantes, da clic aquí.

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¿Hay chaneques en mi casa?

No lo sabemos, pero podemos describirlos para que saques tus propias conclusiones. Como en todo, existen varias versiones, pero algunas coinciden en que miden unos 20 centímetros de altura, tienen el cuerpo deforme, los pies al revés, carecen de la oreja izquierda y su cara es la de un anciano. También pueden ser representados como enanos con rostro de niño, cuyo comportamiento es bastante inquieto y travieso.

Los llamados “chaneques buenos” viven en lugares cercanos a las poblaciones o incluso, se dice, pueden vivir en las casas de las personas sin causar daños, aunque algunas veces divirtiéndose con una que otra broma. Esconden objetos pequeños, avientan piedras voladoras, le jalan la cola a Firulais, asustan a las gallinas o trenzan el pelo de los caballos. Existen varias fotografías y testimonios respecto a esto último.

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Sin embargo, si llegas a portarte mal con ellos, se vengarán causando enfermedades, mismas que deberán curarse mediante un ritual o acudiendo con un curandero. Por su parte, existen también chaneques malos que viven en lugares apartados de la población, como cuevas, ríos o cerros. Como detestan la presencia humana, procuran alejarla de su territorio robándose a los niños o provocando accidentes a los viajeros, así que… ten cuidado, passeante, cuando recorras estas zonas ¿de acuerdo?

Por supuesto, cada región tiene su propio amuleto para protegerse de los chaneques. Por ejemplo, en Veracruz, los ojos de venados, cruces de palma y ponerse la ropa al revés son talismanes o escudos que te ayudan a ahuyentar a estos duendes. En Tabasco y Chiapas, se cree que, poniendo carteles en las entradas de las casas, usar collares de piedra de río o a base de cáscaras de nueces, son los métodos más eficaces contra las travesuras de los chaneques.

¿Tú qué piensas? ¿Has visto a alguno de estos seres? ¿Conocías todos estos datos o te sabes otras leyendas? ¡Cuéntanos en comentarios!

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