¿Crees en los malestares metafísicos? Este tema resulta tan interesante como controversial, y es que nos referimos a aquellos padecimientos que se manifiestan en respuesta a un motivo que va más allá del mundo físico o de lo que el ser humano puede explicar.
A primera instancia podría sonar descabellado, o quizás supersticioso, pero la ciencia ha ido comprobando a través del tiempo que el entorno nos afecta más de lo que pensamos. Por ejemplo ¿sabías que el aspecto más influyente en la salud de un trabajador es la cordialidad que existe entre él y sus compañeros? En verdad hay situaciones de estrés que pueden causarnos daño, como las llamadas “malas energías” que surgen de actitudes hostiles de otros para con nosotros, o incluso provocadas por nosotros mismos: la supresión de emociones, por ejemplo, contribuye al crecimiento del cáncer. Asombroso ¿verdad?
Estas ideas y conocimientos se encontraban presentes en casi todas las civilizaciones prehispánicas de México, de forma que hasta la fecha hablamos sobre padecimientos –cuyas curas seguramente conocen nuestras abuelitas– como el “mal de ojo” o el “mal del aire”. Este último tenía una relevancia especial entre mixtecos y nahuas ¿sabes bien de qué se trata? ¿Alguna vez lo has sufrido? ¡Descúbrelo con nosotros!
¿Cómo se contrae?
El mal de aire es considerado un padecimiento de "intrusión", pues el contacto con ciertos lugares u objetos ocasiona que el “aire” se introduzca en el cuerpo de la persona y la enferme; funciona como cualquier contagio, ya que el individuo contaminado puede transmitir su mal a los demás.
Ocurre cuando se camina por lugares “pesados” o donde hay maldad, cuando se está en contacto con algún difunto, o al pasar por un sitio donde ocurrió un asesinato. Los espacios “malos” o solitarios se hacen particularmente peligrosos a ciertas horas: el riesgo es mayor durante el amanecer, el anochecer, el mediodía y la media noche.
De acuerdo con las creencias populares, este mal puede afectar a cualquier persona y sin previo aviso, aunque, ciertamente, algunos factores influyen en la vulnerabilidad ante la frialdad de los aires. Por ejemplo, el equilibrio térmico del cuerpo es más delicado durante la niñez y la vejez; aunque la fortaleza del carácter también es un rasgo importante.
Como podrás imaginar, el mal de aire es más común en lactantes y recién nacidos. Puede ocurrir cuando su padre llega de cortar leña, de la milpa, o de una larga caminata, y se acerca inmediatamente al pequeño. En esta situación, es probable que enferme por la debilidad propia de su edad. El llanto sin motivo aparente, la dificultad para dormir o mamar, así como la presencia de lagañas en los ojos son algunos de los síntomas que se interpretan como “mal aire”. ¿Te suena familiar?
¿Cuáles son los síntomas en adultos?
Los síntomas de esta afección se presentan de improviso, sin causa aparente. El enfermo se "siente mal de repente", muestra debilidad, escalofríos, cuerpo cortado y puede experimentar punzadas en distintas zonas corporales, sobre todo en la cabeza. Usualmente se les ve pálidos y tristes, e incluso pueden presentar calentura o trastornos en la conducta.
Como puede confundirse con otras enfermedades, diagnosticarlo resulta complejo, por lo que el paciente deberá ser revisado por un curandero especialista que pueda efectuar los rituales indicados para determinar si sufre mal de aire o no. Si esto se confirma, el mal tendrá que ser expulsado mediante el uso de remedios medicinales, limpias y ahumadas.
¿Cómo curarme?
No existe nada mejor que una limpia con huevo para deshacernos de las malas vibras. El curandero pasa un huevo por el cuerpo del paciente por unos cinco minutos; después se vacía en un vaso con agua, y si en la clara aparecen unas formaciones opacas, quiere decir que la persona tenía un “aire malo”. Eso sí: muchas veces se recomienda no abrirlo, para no liberar de nueva cuenta esas malas energías.
También puede tratarse por medio de hierbas directamente “barridas” en la persona, o la purificación del ambiente con sahumadas y sopladas. En ocasiones, la cura igual se realiza mediante baños o ingesta de teses, dos métodos muy comunes en la tradición mixteca.
Ahora que sabes todo esto, cuéntanos: ¿alguna vez padeciste este tipo de enfermedad? ¿Conoces otro remedio ancestral? ¿Crees en ello o consideras que se trata de pura superstición? ¡Te leemos en la sección de comentarios!
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