De Utz-Colel a Xtabay: la cruel seductora de Yucatán

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En las zonas rurales de Yucatán, las abuelas advierten a sus nietos varones: "no camines por aquel sendero, está muy solo y se te puede aparecer la Xtabay"; mientras otras cuchichean entre sí: “dicen que a ese borracho lo atrapó la Xtabay, pero ahí anda, quién sabe cómo volvió”. Se trata de una de las leyendas yucatecas más populares, pues incluso ha inspirado películas y obras de teatro, causando aún temor entre los niños, pero sobre todo entre los hombres que habitan cerca de las zonas boscosas del Mayab. Pero ¿de quién hablamos?

Bueno, al parecer las mujeres hermosas y temibles son un gran motivo entre las leyendas mexicanas, ya ves a la Tlanchana o a la dama del Cerro de la Bufa –aquí puedes leer sus historias, guiño, guiño–. Con cabello largo, oscuro, y un vestido blanco, la Xtabay se desliza entre las espinas puntiagudas de la ceiba, árbol sagrado que se asocia con el centro del mundo; de hecho, es el puente entre Kaan –o el cielo– y el inframundo. Allí, ella se cepilla el pelo mientras espera a que pase algún hombre borracho, con delirios y visión borrosa; o tal vez un viajero perdido en la noche. Entonces los seduce, los tortura y arroja a la perdición. Si por alguna razón la víctima no fallece, aparecerá en algún lugar muy distante de donde lo atrajo la Xtabay.

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El trasfondo de este personaje resulta interesante, puesto que no siempre fue una criatura malévola. ¿Quieres conocer su vida humana y por qué terminó así? Abajo te contamos esta leyenda maya.

Entre la pureza y la suciedad

Cuentan que en un pequeño y remoto pueblo de Yucatán vivían dos mujeres, eran hermanas de sangre e increíblemente bellas, aunque ambas con personalidades muy diferentes entre sí. Una era conocida como la Xkebán, traducido como “mujer pecadora”, puesto que llevaba una vida sexualmente liberal; tenía muchos amantes, de modo que los lugareños “honrados” –óilos– sentían repugnancia por ella. Sin embargo, era conocida por su gran humildad. Era emocional, cariñosa, gustaba de ayudar los demás, cuidaba a los enfermos y los curaba; compartía sus pertenencias con los animales, así como las personas sin hogar.

Su hermana, en cambio, era conocida como la Utz-Colel o “mujer buena”, por lo que los pobladores le querían y respetaban. Era una mujer de rígida pureza, considerada casta y correcta de acuerdo a los estándares sociales. Pero jamás hizo por ayudar ni compadecerse de ser alguno, pues los consideraba inferiores e indignos de ella. Qué mala onda ¿no?

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Entre el perfume y la peste

En una ocasión, Xkebán no salió de su casa. Pasaron varios días, hasta que notaron un bello perfume en el aire, que al seguirlo les guio hacia ella. Pronto notaron que estaba muerta, y que ese aroma provenía de su cuerpo inerte. En agradecimiento, sólo los animales y los enfermos a los que curó custodiaron su cuerpo hasta el panteón. Durante el trayecto, el dulce y delicioso perfume fue esparcido por las calles del pueblo en que el cortejo fúnebre transitó. Al día siguiente, de su tumba brotó una extraña pero bellísima flor, conocida como Xtabentún. Ésta genera un néctar que embriaga tiernamente a todo el que lo bebe; se trata de la flor con que se elabora el licor tradicional que aún se consume en Yucatán.

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Xtabentún

Su hermana Utz-Colel sintió una profunda envidia al enterarse de esto, y alegó que probablemente sería obra del demonio. Estaba segura de que su cuerpo casto olería aún mejor al morir, pues si el de la pecadora era bello, su pureza desataría algo mejor. Cuando Utz-Colel falleció, todo el pueblo se entristeció y acudió al funeral, pero cuál fue su sorpresa al notar que el cuerpo fétido de esta mujer desprendía un olor espantoso. De inmediato fue enterrada y rodeada de bellas flores, pero al día siguiente se encontraban ya marchitas, y en su lugar había surgido otra de nombre Tzacam; es un cactus muy espinoso, cuyo mínimo roce te genera un dolor profundo. De él brota una flor que, a pesar de ser hermosa, no desprende aroma alguno. Muy atinado ¿verdad?

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Tzacam

Xtabay: entre el rencor y la venganza

La envidia de Utz-Colel era tan profunda, que aun después de muerta pensó que la suerte de su hermana se debía a la mala conducta llevada en vida, sin prestar atención a sus bondades. Logró convocar a los malos espíritus, que le concedieron el don de regresar al mundo terrenal cada que ella quisiera, habiendo adoptado las actitudes de una mujer pecadora. Sin embargo, de Xkebán aprendió sólo la pasión desmedida, mas no la nobleza.

Hoy en día, Utz-Colel convertida en la malvada Xtabay, asesina hombres en medio de su profunda amargura, porque nunca pudo obtener las gracias que sí fueron concedidas a su hermana. ¿Qué opinas de esta leyenda? A nosotros, lo que más nos gusta es que explica el origen del Tzacam y el Xtabentún, especies mexicanas.

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