Sin duda, este año Don Goyo nos ha metido varios sustos. La reciente actividad volcánica del Popocatépetl ha puesto en alerta a los pobladores de las zonas aledañas, eso sin contar que las dejó bien cenicientas. Ante esto, volvió a surgir un creciente interés en torno al gigante.
Sobre este volcán puede decirse mucho. Por ejemplo, en la cultura popular, algo que no podemos dejar de lado es la icónica leyenda de amor entre el Popo y el Iztaccíhuatl, o los orígenes del cariñoso apodo "Don Goyo", transmitido de generación en generación. Quizás alguna vez te hayas preguntado los motivos del mismo, aunque, a decir verdad, no existe una explicación histórica oficial; sólo se han propuesto algunas teorías.
Si sientes tanta curiosidad como nosotros, te las contamos a continuación, para tratar de resolver la incógnita.
1. Gregorio es su nombre
La primera hipótesis menciona que el diminutivo "Goyo" deriva de “Gregorio”, nombre común en México. Podría ser que, debido a la cercanía sentimental y cotidiana de las comunidades locales con el volcán, éstas le hayan brindado un nombre propio, como si fuera un amigo. El "Don" representaría un término de respeto, dado no sólo por su tamaño, sino por sus terribles erupciones que todos tememos.
2. El alma del gigante
Otra teoría apunta a que "Goyo" es en realidad un personaje ficticio creado por los habitantes de la región para darle forma humana al volcán, debido a que no se sabe con certeza cómo lucía un guerrero tlaxcalteca. Goyo sería el "dueño" o el espíritu del volcán Popocatépetl, mientras que "Don Goyo" representaría una forma cariñosa de referirse a él.
Esta es muy extraña ¿no crees?
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3. La leyenda de Gregorio Chino Popocatépetl
La versión más popular entre los habitantes, es que el origen del apodo "Don Goyo" se encuentra en Santiago Xalitzintla, una localidad cercana al Popocatépetl. Según cuenta la historia, un hombre llamado Antonio tuvo un encuentro con "Gregorio Chino Popocatépetl" mientras caminaba por las faldas del volcán. Él, que era el Popo personificado, le reveló a Antonio que solo se le aparecería cuando se avecinara una erupción o para indicar que se trataba de fumarolas y que no había un peligro inminente.
De esta manera, Antonio se convirtió en el primer "tempero" y, después de su fallecimiento, sus descendientes asumieron la responsabilidad de comunicarse con Gregorio y mantener informada a la población. Ellos hacían rituales, y empezaron a llamarlo Don Goyo, en señal de respeto por la edad adulta que lucía y el cariño que le tomaron por anunciar su actividad.
En agradecimiento, celebran su vida y piden lluvias y buen clima cada 12 de marzo, Día de San Gregorio Magno. A las faldas del volcán le dejan flores y alimentos como ofrenda, al igual que inciensos y algunas artesanías elaboradas por ellos mismos.
¿Qué piensas acerca de esto? ¿Conoces otra versión? ¡Cuéntanos en la sección de comentarios!
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