¡Me vale un cacahuate! – La historia del maravilloso mazapán mexicano

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¿A quién no le gusta el mazapán? Ese dulce frágil que se deshace entre los dedos con sólo intentar desenvolverlo. ¡Ah! por algo resulta tan seductora la frase “si puedo abrir el mazapán sin romperlo, imagina cómo trataré a tu corazón” … esos sí son detalles que enamoran y no bobadas ¿no crees? Sin embargo, no en todos los lugares del mundo se elabora con la receta que los mexicanos conocemos, ni con los mismos ingredientes. De hecho, este riquísimo dulce llegó a México por influencia española, siendo sus componentes principales las almendras, el azúcar y el huevo.

En España se considera un postre tradicional navideño, aunque en Toledo se consume como aquí, durante todo el año. Quizás se deba a que la primera referencia escrita sobre el mazapán se remonta al año de 1512, justo en esta localidad. Pero ¿cómo fue que el cacahuate llegó a convertirse en el protagonista de este manjar en nuestro país? ¿Qué otras variedades existen? ¿Cuánto vale tu cacahuate?

A propósito del Día Internacional del Cacahuate o maní, celebrado el próximo 13 de octubre, te contamos todos los detalles aquí.

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Mira, así luce el mazapán español ¡seguro lo has probado!

El mazapán en tierras mexicanas

Para empezar, remontémonos a épocas del Virreinato. En aquel entonces, el convento de Jesús María era famoso por sus imitaciones de guisados regionales completos, elaboradas con pasta de almendras o mazapán, en forma de simpáticas miniaturas de colores. Algo como los actuales jamoncillos de pepita con figura de animal o frutita. De hecho, a lo largo de México se siguen trabajando como palomas, patos o cochinitos; a veces la masa se mezcla con almíbar, mamey, agua de azahar y/o esencia de rosas, con lo que se consigue una textura más parecida a la del ya mencionado jamoncillo.

De alguna forma, podría decirse que éstos permanecen más fieles a la receta original. Y si las monjas queretanas del convento de la Cruz hicieron mazapanes para el emperador Maximiliano, cuando arribó a nuestro país con estos ingredientes… ¿desde cuándo se volvió tan quebradizo?

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Una rosa jalisciense

En el siglo XX, por ahí de la década de los 50, Don Jesús Michel González y la Señora Elvira Velasco Rolón decidieron abrir una confitería típica en Guadalajara, Jalisco. Tenían trece hijos que alimentar, por lo que necesitaban muchos más ingresos. Así, empezaron elaborando de forma artesanal algunos dulces en casa, como paletas de malvaviscos y caramelos en forma de guitarra; hasta que un día se les ocurrió hacer una versión mexicana del mazapán español. Crearon una receta diferente, eliminando el huevo, y reemplazando las almendras por cacahuate –¡el ingrediente estrella y nuestro festejado, wuuuu!–, ya que era más económico. Sí, como puedes ver, fue creado pensando en el pueblo. ¿Quién diría que el resultado fue tan delicioso?

Al principio, los dulces eran vendidos sin marca, envueltos en papel “orito” –ese que traen las monedas de chocolate o los conejitos Turín–, para después decidir que llevarían el nombre de “Conitas”, representados por un logo con tres fresas. Sin embargo, la posibilidad de que otra empresa mazapanera los demandara por las evidentes similitudes entre sus logos –¡ups!–, impulsó a que el señor Michel eligiera una rosa como su nuevo emblema. En aquel momento, Guadalajara se publicitaba como “la ciudad de las rosas”, de ahí su decisión tan tapatía.

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Con el tiempo, los mismos compradores le pusieron nombre al mazapán, ya que en la tienda pedían "el mazapán de la rosa". Y el resto es historia. De la Rosa se extendió por casi todas las tiendas mexicanas, y después conquistó Latinoamérica; tanto que en la actualidad se le considera un referente de la gastronomía mexicana, sirviendo también para crear nuevos postres y bebidas como helados, panes, atoles, malteadas, y hasta pulque. A su vez, hallarás otras versiones suyas, como cubierto de chocolate, con leche en polvo, nacarados, con frutos secos, y un inmenso etcétera.

¿Ya los probaste todos o eres alérgico al cacahuate? ☹️

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Datos muy cacahuatosos

Para cerrar la anécdota, te contamos que en Guadalajara –por obvios motivos–, hacia el 2018, se rompió el Récord Guinness por el mazapán más grande del mundo. Pesó 8 mil kilos, y se requirieron de cinco horas y cien personas para elaborarlo. Sin embargo, este monstruoso mazapán de 3 metros de diámetro y 120 centímetros de alto se queda corto a comparación de los datos que arroja De la Rosa. En México, en un solo día se elaboran más de 10 millones de mazapanes para consumirse tanto en territorio nacional como en parte de Sudamérica. Todo esto requiere de 500 toneladas diarias de semillas que se tuestan y cocinan en la fábrica de Tlajomulco, Jalisco, desde 1969.

El negocio sigue siendo familiar, por lo que la receta sólo la guardan y conocen ellos; nadie más.

¿Qué opinas de esta historia? ¿Te gustaría ser aplastado por el mazapán más grande del mundo? Parece una muerte muy dulce… y pensándolo bien, como que se antoja una malteada de cacahuate ¿no?

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