¿LOS CACAHUATES JAPONESES SON EN REALIDAD MEXICANOS?

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Por años, el origen de los cacahuates japoneses ha sido tremendamente polémico y confuso. A primera vista, esto podría parecerte tonto, considerando que la respuesta se encuentra en su nombre. Si son japoneses, debieron haber cruzado los mares desde dicho país asiático, para que todos pudiéramos saborearlos ¿no es así? Bueno… en realidad no fue tan “sencillo”.

Esta riquísima botana, tan popular en las reuniones y en las piñatas de la posada, en realidad fue creada en México; por ello, muchos argumentan que es un invento más de los confiteros mexicanos para el mundo… pero tampoco esto parece ser del todo acertado. ¿Entonces qué pasó? ¿De dónde surgieron los cacahuates japoneses?

No te preocupes; si es que esta duda te roba el sueño, has llegado al lugar indicado, porque aquí te contamos la historia. ¡Quédate para descubrirla!

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Mamekashi, la receta original

Todo comenzó en 1932, cuando el ciudadano japonés Yoshigei Nakatani se mudó a nuestro país. Vino para trabajar en una fábrica de botones de concha nácar, que pertenecía a la empresa “El Nuevo Japón”. Se asentó en La Merced, y pronto conoció a quien sería su compañera de vida, la mexicana Emma Ávila; la pareja se casó en 1935 y tuvieron hijos.

Sin embargo, la Segunda Guerra Mundial comenzó, y con ella se suscitó una fuerte tensión entre Japón y nuestro vecino norteño Estados Unidos. Debido a esto, varias empresas cerraron en México… y el señor Nakatani se quedó sin trabajo, al igual que cientos de inmigrantes. No obstante, nuestro protagonista ya tenía una familia que mantener, por lo que se vio obligado a ingeniárselas de otra forma.

Resulta que, cuando era niño, Nakatani laboró en una dulcería japonesa, por lo que conocía varias técnicas y recetas. Así, en 1943, comenzó a vender dulces con ayuda de su esposa Emma. Hicieron muéganos, y una fritura japonesa de trigo y sal conocida como “oranda”.

De ofrecer sus deliciosas creaciones en la vecindad, pasaron a hacerlo por todo el barrio ¡y las cosas marchaban de maravilla! Así que Nakatani, como buen emprendedor, pensó en ampliar el negocio incorporando unos cacahuates que le recordaban a su infancia, cubiertos con harina de arroz y soya. ¿Te suenan?

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Bueno, resulta que, en Japón, este tipo de botana se llama “mamekashi”, y no comprende únicamente a los cacahuates. “Mamekashi” son todas las semillas cubiertas de harina condimentada que te puedas imaginar: frijoles de soya, chícharos, habas, garbanzos, entre muchos más. Esta receta es originaria de tierras niponas, aunque se dice que llegó a Kioto desde China en el siglo XV.

Volviendo a la historia del señor Nakatani, cuando intentó hacer “mamekashi” con cacahuates como base, se percató de que en México no existían todos los ingredientes originales, por lo que tuvo que adaptarlos: en lugar de harina de arroz los hizo con harina de trigo, jarabe de azúcar, grasa vegetal, agua, sal, bicarbonato de sodio y salsa de soya.

¡Y los mexicanos nos enamoramos de ellos! Fueron un éxito en la década de los 40, cuando había largas filas de personas que deseaban probar los famosos “cacahuates japoneses”, como poco a poco fueron bautizados por los locales. Esta botana riquísima y súper crocante, se volvió tan popular, que Nakatani creó su propia marca: Nipon. El resto es historia.

Ahora que conoces su origen, volvemos a plantearte la pregunta del millón… ¿los cacahuates japoneses son mexicanos o no? La respuesta es muy sencilla, y no. Se trata de una variante mexicana de una receta extranjera. ¿Eso en qué lo convierte? Bueno, lo dejamos a tu criterio.

Como sea, estos cacahuatitos son muy deliciosos, y con chilito mucho más. ¿Atraparás varias bolsitas en tu próxima piñata? ¡Cuéntanos tus conclusiones en la sección de comentarios!

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