La Mulata de Córdoba, leyenda inmortal

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Seguramente conoces la fascinante leyenda de La Mulata de Córdoba, una de las historias más contadas en tierras veracruzanas, que ha sido transmitida de generación en generación a través de los años. Y, aunque resulta difícil de creer, lo que la distingue de muchas otras narraciones, es la fe con que los cordobeses aseguran que ocurrió de verdad.

Hoy en día, Córdoba es un increíble Pueblo Mágico de belleza colonial, ubicado en el sureste de Veracruz. Es una ciudad rica en cultura e historia, que cuenta con una amplia variedad de atracciones turísticas. ¡No dudes en visitarla! Y ya si andas por ahí, seguramente querrás conocer la historia que se ambienta en el Fuerte de San Juan Ulúa, acerca de una mujer acusada injustamente de bruja… o no.

¡Descúbrela a continuación!

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El primer llamado

Narra la historia que, durante la Colonia, existió en tierras cordobeses una mujer misteriosa de belleza inexplicable. Se llamaba María de la Luz, y su piel morena brillaba como el oro bajo los rayos del sol. Era encantadora, y tan discreta, que nadie conocía su origen; la gente incluso decía que sus rasgos mulatos eran tan finos, que no parecía ser de la región. No obstante, lo que más llamaba la atención de quienes la conocían, era su don para crear remedios naturales con hierbas de todo tipo, así como su habilidad para manifestar tormentas y predecir eclipses.

Sus encantos eran tan llamativos, que comenzaron a ser un problema. Los lugareños aseguraban que María llevaba a los hombres a su perdición, y que causaba terribles envidias entre los corazones de las buenas mujeres. Esto desencadenó la furia del pueblo, quienes corrían rumores acerca de la pobre mulata: el peor, decía que ella debía su belleza a la magia negra. Pronto, estos cuentos llegaron a oídos de los miembros del Santo Oficio, quienes no dudaron en visitarla para verificar las acusaciones.

Al acudir, se dieron cuenta de que eran puras habladurías… aparentemente. En casa de la mujer todo lucía normal, y ella cumplía con sus deberes cristianos.

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La condena

Martín Ocaña, el alcalde del lugar, se enamoró perdidamente de María. Era humano, y no pudo evitar caer rendido ante la preciosa mulata. El hombre desesperado intentó conquistarla con regalos y atenciones; pero ella siempre lo rechazaba y procuraba no darle falsas esperanzas, para que no pensara que accedería tarde o temprano.

El alcalde, al darse cuenta de semejante humillación, la acusó de haberle dado un brebaje para hechizarlo. No dudó en denunciarla al Santo Oficio –de nueva cuenta– para que la encarcelaran, esta vez alegando directamente que era una bruja.

Debido a la investidura del denunciante, así como por sus antecedentes, la Inquisición aprehendió de inmediato a la mulata, y fue llevada a un calabozo en la cárcel de San Juan de Ulúa, Veracruz. La declararon culpable por hechizar hombres y sostener un pacto con el diablo. ¿Su condena? Ser quemada en leña verde frente a todo el pueblo, quienes desde tiempo atrás habían ansiado verla perecer de la forma más inhumana. Cabe aclarar que este tipo de leña arde de forma más lenta, por lo que la tortura es más prolongada.

Terrible ¿verdad? Pero la historia no termina ahí.

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San Juan de Ulúa

El barco

Un día antes de su ejecución, la bella mujer reposaba en su celda con total tranquilidad. Como aburrida, como con un dejo de ocio en su mirada, le pidió a un guardia que le diera un pedazo de carbón para poder dibujar en la pared. El hombre, al saber que era su última noche viva, accedió a dárselo sin ningún problema. Quizás aquella era su voluntad final.

María permaneció trabajando la noche entera, a la luz de las velas. Por eso, al amanecer, cuando el carcelero entró al calabozo, éste se sorprendió ante la obra de arte que la mulata había creado. Era un barco en altamar, el más detallado y hermoso que hubiese visto en carbón. Lo impensable estaba por ocurrir. Ella, sonriente, le preguntó:

—Dígame, caballero ¿qué le falta a esta nave?

—El barco es tan perfecto que lo único que le hace falta es navegar…

A lo que la mulata le respondió:

—Si tu voluntad es que navegue, así será.

La leyenda cuenta que después de esto, María se metió en la pintura, y desapareció con todo y el barco que había dibujado. El guardia quedó tan impresionado de lo que había sucedido, que apenas pudo articular algunas palabras, enloquecido.

La Mulata de Córdoba no fue vista nunca más. Personas de la isla incluso dijeron que el mismo día fue posible apreciar a lo lejos un barco yendo con dirección al mar abierto, cosa que les pareció muy rara, pues el puerto estaba cerrado debido a las fuertes lluvias.

¿Qué opinas acerca de esta clásica y fabulosa historia? Cuéntanos en la sección de comentarios.

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Artista: Ivanuss



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