LA VENUS MEXICANA QUE NO CONOCES: Mujer y Patria libres

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En lengua francesa, existe un dicho que reza cherchez la femme, literalmente "busca a la mujer"… y es que detrás de todo gran asunto siempre hay una hembra alfa, lomo plateado, que lo resuelve todo ¿o no? Mira que la Independencia de México no queda exenta de ello, siendo la Güera Rodríguez la responsable indirecta –¿o directa?– de que nuestra nación se pronuncie libre, y que en septiembre comamos pozole, escuchemos mariachis, bailemos y festejemos bien bonito. Sí, una mujer que poco o nada se menciona en los libros de texto por haber sido rica, seductora y… pues, mujer. ¿Conoces el papel que jugó en la Historia?

A propósito del mes patrio, y porque entre las insurgentes no sólo existieron Leona Vicario o Josefa Ortiz de Domínguez, te lo contamos todo aquí abajo; desde el chisme cochino hasta su auténtica importancia. ¡Ay, Güerita linda!

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Se llama Ignacia y tiene historia, aunque más que historia será un poema

María Ignacia Javiera Rafaela Agustina Feliciana Rodríguez de Velasco y Osorio Barba Jiménez Bello de Pereyra Hernández, o simplemente Güera Rodríguez pa’ los cuates, es descrita por los historiadores como una mujer alegre, simpática, muy guapa y seductora, que destacó en la sociedad colonial mexicana. Resulta fascinante leer acerca de ella sobre todo la leyenda–, porque se sabe que entre sus amantes se encontraba Simón Bolívar, a quien mostró las artes amatorias cuando era apenas un mocillo; Alexander von Humboldt, sabio polímata y auténtico aventurero, que alguna vez aseguró “era la mujer más bella que jamás había visto”; así como el famosísimo Agustín de Iturbide –el que más nos incumbe–, entre muchos hombres y curas y virreyes más. Se casó tres veces y enviudó dos. Vamos viendo que era todo un personaje ¿verdad?

La Güera (1778- 1850) nació en la Ciudad de México, era adinerada y venía de una familia ilustre, por ser su padre regidor. A los quince años, contrajo nupcias con el militar José Jerónimo López de Peralta, tuvo seis hijos, y su matrimonio fue un auténtico infierno. Existen pruebas de un intento de asesinato por parte del salvaje y feo de su marido, quien la acusaba de adulterio con un francés; en un arranque de celos, le disparó a matar… pero falló en la puntería y en cambio fueron a dar al tribunal. Muy casual, ya ves. Este hombre nunca pudo probar nada, y la evidencia más bien sugiere que ella fue una esposa sufrida y maltratada; algunos incluso aseguraban haberla encontrado ensangrentada por las golpizas que él le daba. Espantoso ¿cierto?

Más adelante se volvió a casar con un anciano de grandes riquezas, que murió seis meses después de la boda “por enfriamiento y destape de cobijas”, quedándose más rica que nunca y con otro hijo. Aunque, ciertamente perdería algunas propiedades con la Guerra de Independencia, por lo que no le convenía nadita.

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La auténtica libertadora de México

Su primer juicio ocurrió por haber posado con el torso desnudo en un retrato –upsis–, aunque fue absuelta porque esa era la moda entre las cortesanas de la época. El segundo, por colaborar en la Conspiración de Valladolid. Su castigo: el destierro a 30 leguas de la Ciudad de México. Porque no sólo poseía una belleza despampanante, era coqueta, luchona y graciosa… sino que su cabeza llegaba al corazón de cualquier hombre, tan inteligente.

Por eso no es de extrañar que entre 1810 y 1814, a la Güera se le vinculara con el movimiento independentista. No se sabe si esa participación conllevaba auténtica convicción, o si sólo lo hizo para proteger sus propiedades que estaban bajo el poder de los rebeldes –también súper válido, sabemos que el mismo Hidalgo lo hizo–; pero una cosa sí es segura: que usó todos sus dotes para convencer a Iturbide de bajar sus armas, y en cambio convertirse en el libertador de México, todo durante sus encuentros amorosos. Bien trucha ella.

Así, Iturbide firmó el famoso Plan de Iguala, con el que se dio por terminada la Guerra de Independencia y todos vivieron felices por siempre –en realidad no–. La leyenda más famosa cuenta que Iturbide desvió el desfile del Ejército Trigarante, cuando entró victorioso a la Ciudad de México, para pasar frente al balcón de la casa donde vivía nuestra heroína. Las malas lenguas dicen que, durante los dos primeros años de Iturbide como mandatario, en realidad ella gobernó entre las sombras de la alcoba. ¿Tú qué piensas: verdad, mito o un poco de ambas?

Más adelante, cuando todo había acabado, participó en la guerra con Estados Unidos. Se unió a otras doce señoras, junto con su hija Antonia, para formar un grupo que apoyara a los hospitales que atendían a los soldados heridos. Como siempre, inquieta, hasta su muerte.

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Más que una femme fatale

En pleno siglo XX seguía sin haber una sola estatua, calle o escuela con su nombre; sin embargo, con el paso del tiempo, su figura ha despertado la curiosidad de múltiples historiadores, quienes poco a poco la reivindican y liberan del silencio. Muchos amamos el romanticismo que se desprende de su leyenda; que fue encantadora, que rompió reglas, que vivió amores… aunque tal vez simplemente hizo y vivió como lo haría una mujer de sus características en la época que le tocó. Fue libre de cuerpo, pero también de mente, y terminó por hacer lo mismo con su patria, a pesar de que era madre y que su riqueza corrió riesgo muchas veces. De ahí el escándalo ¿verdad?

¿Qué opinas? ¿La conocías? ¿La incluirás en tu lista la próxima vez que alguien te pregunte quiénes fueron los héroes de la Independencia?

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