¡Vagabundo se convierte en venado! Una leyenda yucateca

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¿Qué tan extraños son los milagros mexicanos? Bueno, ya hemos visto una buena muestra de ello en nuestra entrada sobre los retablos que, por cierto, involucran ovnis y puerquitos. Sin embargo, haciendo a un lado esta forma hilarante de arte, así como otro tipo de leyendas sobre nahuales y alimañas por el estilo, hoy hablaremos sobre el hombre que se convirtió en venado por designio divino. Sí, tal como lo lees. En el Pueblo Mágico de Izamal, Yucatán, existe un monumento que rinde homenaje a este suceso.

La Esquina del Venado se encuentra a dos calles del Restaurante Kinich, y actualmente se ilumina todas las noches, cuando corre el espectáculo de luces. ¿Quieres chisme? Pues lee abajo.

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El señor y el mendigo

Tiempo atrás, un pordiosero decidió dormir todas las noches en la puerta de la casa de Don Rodrigo Jesús de la Plata y Albornoz; quizás era la calidez de la luz, la tranquilidad de la calle, o un presentimiento. Como fuera, al enterarse el propietario de lo que sucedía, lo mandó a retirar con prepotencia en repetidas ocasiones, pues Don Rodrigo se distinguía por ser un hombre duro, insensible y de poco corazón. Una de aquellas mañanas, en que ya era costumbre echar al pobre mendigo, Gaspar, el criado de confianza de Don Rodrigo, le comentó con asombro lo que la gente comentaba: “Vimos durmiendo en el lugar acostumbrado al pordiosero y hoy amaneció en el mismo sitio un hermoso venado que hasta ahora, a pesar del alboroto y toda la gente que lo observa, continúa echado en el zaguán de esta casa, como si estuviera en la suya”.

Don Rodrigo escuchó intrigado aquello y salió al frente de la casa sólo para confirmar que era cierto. Así, el señor mandó que el animal fuera pasado al interior de la casa; tal vez para acabar con el alboroto, o porque el ciervo le pareció sencillamente hermoso y quiso quedárselo. El tiempo transcurrió, y se decía que aquel venado era el alma del pordiosero quien, tras recibir malos tratos de Don Rodrigo, habló a las dos Vírgenes la noche del 8 de diciembre, mientras veía cómo se cambiaban de lugar en el tradicional cumpleaños de la Santísima Virgen de la Concepción. Éstas, conmovidas por lo que sufría, dieron una resolución muy peculiar al calvario.

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La voz del ciervo

Pasó el tiempo, y en vez de que este suceso fuera olvidado, los rumores corrían cada vez más. Resulta que antes de lo relatado, Don Rodrigo, era encomendero de una parte de la población de Izamal, y se había distinguido por su trato cruel con los indígenas, explotándolos. No obstante, a partir de ese día, su carácter se suavizó hasta el grado de que los indios de su encomienda, en vez de odiarlo como antes sucedía, le agradecían sus continuos favores. Dedicó sus bienes y su persona a ayudar a sus semejantes, así como a obras de caridad. Desde ese tiempo, la recolección de diezmos para el convento fue siempre en aumento.

Detrás de todo esto, se contaba que el hermoso ciervo nunca se separaba de Don Rodrigo en su casa, andando siempre a su lado; y que incluso dormía en su misma alcoba, al pie del lecho. Los sirvientes decían que, en la noche, cuando se encontraban solos Don Rodrigo y el venado, se escuchaba platicar a dos voces distintas desde el mismo cuarto…  

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Juntos hasta el final

Don Rodrigo murió en olor de santidad al amanecer de un nueve de diciembre. Se cuenta que al entrar Gaspar a su alcoba llevándole el desayuno, lo encontró en su lecho, ya muerto, con una expresión de tranquilidad en el rostro. Como siempre, a sus pies, reposaba el venado, también muerto, como si no hubiera querido separarse de él.  La gente lo dijo después: que el ciervo era en realidad el alma del humilde pordiosero, que había sido puesta en este mundo para corregir a Don Rodrigo de sus errores y crueldades, y que por eso habían subido juntos al cielo. De hecho, la estancia donde fallecieron, se encontraba impregnada de aquel perfume de flores, como olían las calles por donde dicen que pasan las Vírgenes de Izamal, al cambiar de lugar cada año.

Por mandato de Don Rodrigo, reposa una figura de venado bien construida en la esquina de la casa en que vivió. Con el tiempo se fue deteriorando, por lo que en su lugar se encuentra otro ciervo, en la llamada Esquina del Venado.

¿Tú qué piensas? ¿Verdad o mera coincidencia? Después de lo leído ¿te atreves a comer carne de venado en el Pueblo Mágico de Izamal?

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