¿Alguna vez te pareció ver un OVNI surcando los cielos? ¿Te has detenido a pensar en cuál es el lugar con mayor avistamiento de luces extrañas en México? ¿No? Pues esa es la cuestión que hoy te planteamos a través del único monumento dedicado al Objeto Volador No Identificado en todo el país. ¿Te interesa conocerlo?
Se encuentra en San Juan Tianguismanalco, municipio que forma parte de la región de los Valles de Atlixco y Matamoros, y es visitado por cientos de curiosos a lo largo del año, sobre todo durante fines de semana o en periodos vacacionales. Pero ¿por qué se encuentra precisamente allí? ¿Qué historia esconde detrás? ¡Descúbrelo aquí!
La historia del OVNI de Atlixco –como se le conoce de forma popular– comienza a inicios de la década de los noventas, más precisamente el 6 de agosto de 1992, cuando una oleada de extraños avistamientos se desató en el lugar. ¡Algunos alcanzaban incluso las tres horas! Los habitantes locales, y después los periodistas, ufólogos, y visitantes extranjeros que se reunían para presenciar el espectáculo, observaban cómo bolas de luces surcaban los cielos aledaños a Metepec durante la noche, frente al cerro de la Casita Blanca y su cuarto de bombeo de agua potable.
Dichos avistamientos OVNI alcanzaron tanta fama que, además de atraer a cientos de turistas, fueron registrados y documentados por el ingeniero Norberto Gil Salgado, quien actuó como pionero de la investigación del fenómeno en la región. Incluso a la fecha, Atlixco es considerado como uno de los siete sitios con más avistamientos a nivel mundial; Jaime Maussan también lo estudió, y nombró este sitio como Punto Marconi.
Sin embargo, los observadores escépticos argumentaron que todo comenzó cuando el aeropuerto de Huejotzingo entró en funciones, y que las extrañas luces eran aviones que antes no acostumbraban observar. Esto tiene bastante sentido, pero ¿tú qué piensas?
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Como haya sido, no podemos negar la huella histórica que este fenómeno –o histeria colectiva– dejó. Por eso, pronto se comisionó al escultor chileno Ricardo Vivar, quien creaba obras con desechos industriales, construir una obra semejante a lo que los atlixquenses habían visto. Para julio de 2001, un tanque olvidado se había transformado en nada menos que un platillo volador, con diámetro de 8 m y altura de 7 m, visible desde la carretera porque reposa en la cima del cerro de la Casita Blanca de Metepec, a orillas de dicho pueblo, a unos 10 minutos de Atlixco.
Claro, podrás imaginar que, cuando la emoción por los extraterrestres pasó, el monumento fue abandonado; sujetos realizaban pintas de grafiti sobre su estructura, y los visitantes dejaban basura alrededor de la zona. No fue hasta la llegada de las últimas autoridades auxiliares, que la obra fue limpiada, y todo el monumento se pintó a detalle, por lo que puedes verlo a la distancia refulgiendo bajo el sol.
Hoy tienes la oportunidad de visitarlo con la seguridad de que pasarás momentos increíbles, pues el cerro ofrece una vista espectacular del Valle de Puebla, y 30 metros atrás de la escultura existe una ruidosa cascada. En los alrededores se preparan micheladas, chalupas y truchas arcoíris, por lo que representa un plan perfecto para escaparse un fin de semana. ¿Te animas a conocer el OVNI atlixquense, y de paso confirmar si las leyendas son ciertas? ¡Cuéntanos en la sección de comentarios!
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